Cerca del 8% de los niños/as menores de 6 años presentan algún trastorno específico del lenguaje (TEL), es decir, un retraso en su lenguaje no asociado a una discapacidad como deficiencia mental, hipoacusia (pérdida auditiva), trastorno motor, alguna malformación, entre otras, se trata sólo de niños que por algún motivo no han desarrollado de forma correcta la función del lenguaje. (1)
La detección a tiempo y un correcto tratamiento significan grandes posibilidades para que los niños/as desarrollen las habilidades necesarias que les permitan desenvolverse de manera adecuada en su medio. Sin embargo, si el niño/a sigue creciendo sin el apoyo especializado podría a futuro presentar problemas de aprendizaje y socialización, así como consecuencias sicológicas, como por ejemplo, baja autoestima. (1)
Las instituciones encargadas de atender a éstos niños/as son las “Escuelas de Lenguaje”, quienes desarrollan su quehacer en colaboración con la familia y, aun que algunas veces éste trabajo se ve desarticulado, la idea es que la familia pueda colaborar activamente en el proceso de adquisión del lenguaje de sus hijos ayudándolos a integrar y generalizar su aprendizaje.
- Utilice objetos y situaciones de la vida cotidiana como la comida, el baño, la televisión, el vestirse, etc, para estimular destrezas comunicativas y verbales. Hable con el niño sobre lo que está haciendo, el lugar en que están, las situaciones que allí ocurren, etc.
- Haga preguntas simples en donde el niño tenga que pensar y a la vez estructurar enunciados para entregar sus respuestas. (por ejemplo: ¿qué ropa nos ponemos cuando hace frío? ¿qué hacemos cuando nos da sueño?).
- Estimule la imaginación a través de juegos de simulación de la vida cotidiana, como por ejemplo, representar situaciones o personas, “jugar a hacer como si ...", etc.
- Proporcione el mayor número posible de situaciones de diálogo para el niño. En las etapas iniciales de adquisición del lenguaje no se preocupe demasiado por el contenido o por el tipo de palabras que debe ocupar el niño, lo importante es que el menor pueda iniciar una conversación , hacer preguntas, etc.
- Estimule el lenguaje del niño como parte de un juego que sea entretenido para él y así participe motivado y no obligado.
- Enséñele el nombre de las cosas que el niño observa o usa habitualmente indicándole su utilidad y características.
- Preste atención a lo que quiere comunicar, aunque no tenga una pronunciación adecuada. Lo importante es que el niño/a se sienta escuchado e importante.
(1) Estracto revista Hacer Familia ejemplar N° 147.